La historia de Milo

Milo fue el primer pollito que criamos a papilla. Era un regalo para un amigo, pero llegado el momento no pude deshacerme de él: le había cogido demasiado cariño. Quien críe a un papillero por primera vez lo comprenderá.

Aún era muy pequeño cuando cayó enfermo. Era un domingo y por poco se nos muere. Lo llevé a una clínica veterinaria de urgencias y tenía compactación en el buche y una infección derivada de ello. Seguí las indicaciones de la veterinaria, que incluía varias inyecciones (¡Con lo pequeño que era!), y en los siguientes días apenas me separé del pequeño. Me gasté un pico en el veterinario, pero valió la pena.

Milo siguió creciendo con salud y era un agapornis roseicollis aqua-turquesa encantador, cada día más guapo... Bueno, realmente era guapa, pues cuando le hicimos el sexaje por ADN Milo resultó ser una hembrita.

Los problemas empezaron cuando entró en la pubertad. Milo seguía siendo sociable y cariñosa, pero de vez en cuando daba unos picotazos que... Solo mi padre y yo nos atrevíamos a sacarla de la jaula. Los demás miembros de la familia o conocidos preferían abstenerse con tal de no llevarse uno de sus picotazos.

Además, a temprana edad empezó a mostrar condutas de celo: cualquier papel que encontraba lo trituraba para metérselo entre las plumas de la rabadilla y llevárselo para construir un nido, y se metía en cualquier rincón defendiéndolo a picotazos. Pronto también nos encontramos en el suelo de la jaula los primeros huevos de celo.

A pesar de que no era la mascota adorable de los primeros meses, yo la seguía queriendo mucho, pues seguía siendo cariñosa y juguetona, pero pronto me di cuenta de que lo que ella necesitaba era ser madre.

Así que nos hicimos con Will, un macho arlequín aqua-turquesa, para emparejarlo con Milo. El carácter temperamental de Milo no nos lo puso fácil, pues le costó aceptar a Will y al principio le atacaba, pero con tiempo y paciencia acabó aceptándolo y en un par de meses se hicieron inseparables.

Habíamos dado en el clavo, pues Milo tenía tantas ganas de ser madre que empezó a poner huevos un día antes de que le pusiéramos el nido, así que el primero lo puso en el suelo de la jaula y se rompió, pero después llegaron 6 más, todos ellos fecundados y de los cuales salieron 6 preciosos pollitos que están cuidando de manera espectacular: ninguno se ha quedado atrasado y todos están creciendo a un ritmo vertiginoso, algo increíble en una pareja primeriza. Eso sí: tenemos que ir con mucho cuidado cuando vamos a inspeccionar el nido o a cambiar el agua o la comida de la jaula adonde están criando, ya que Milo defiende a sus pollos y su territorio como si le fuera la vida en ello, ¡y os aseguro que da buenos picotazos! Esto quizá sea un problema para la cría en voladera, y quizá con esta pareja tengamos que hacer una excepción y criar siempre en jaula de cría, pero la dedicación de esta madre es realmente ejemplar.

Está claro que Milo nació para ser madre.

 

Nota posterior: A día de hoy (10 abril del 2014), Will y Milo crían sin problemas en la voladera, aunque hemos tenido que aprender a "torear" a esta fierecilla con alas. Están con su segunda nidada y sigue cuidando a sus polluelos de manera ejemplar.

 

(En la foto inferior, pollitos de Will y Milo con 20 días)

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Comentarios: 5
  • #1

    yo (miércoles, 23 octubre 2013 16:45)

    Muy bonito

  • #2

    yo (miércoles, 23 octubre 2013 16:46)

    Son los bebe de Milo

  • #3

    pequeloritos (miércoles, 23 octubre 2013 18:59)

    Sí, son los pequeños de Milo... Bueno, 5 de ellos...

  • #4

    iria (miércoles, 29 enero 2014 23:50)

    Preciosa Milo desde luego! !! A mi hija le ha encantado tiene 4 años y nos estamos animando a criar un papillero!!!

  • #5

    pequeloritos (jueves, 30 enero 2014 11:57)

    Hola Iria,

    Es una experiencia muy bonita, y generalmente suelen ser muy cariñosos y juguetones. Una mascota muy alegre...