(Ver La patita de mayo 1 y La patita de Mayo 2)
No nos lo esperábamos. A pesar de que Mayo seguía en pie y empezaba a usar un poco la patita, creíamos que ya no podría volver a la voladera, y mucho menos pisar a Lara. De hecho ya teníamos buscada una pareja para Lara, pero el día que iba a hacer el ingreso para pagar al criador, fuimos con Mayo a la veterinaria para otra revisión.
La veterinaria lo vio muchísimo mejor y le quitó el vendaje. No os podéis imaginar la alegría que sentí cuando al devolverlo a la jaula lo vimos caminar como si nada, usando la patita sin problema. Aún la tenía un poco inflamada y le faltaba movilidad, pero también eso con los días fue mejorando.
Tuve que echarme atrás a última hora con la compra del nuevo macho para Lara, y en lugar de eso cogimos a Lara y metimos a la pareja en un jaulón.
Dos semanas después teníamos nueva cita con la veterinaria, pero Mayo estaba tan bien que anulamos la cita para evitarle el estrés y el viaje. En lugar de eso volvimos a meterlos en la voladera. Nadie diría que había sufrido daño alguno en la patita. Mayo había demostrado otra vez su fortaleza ganando esta batalla.
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